Viernes, 29 de Marzo 2024
Martes, 16 de Junio del 2020

Cuidarlos y cuidarlas: ¿Cómo es vivir una pandemia en un hogar de ancianos?

Después de 90 días, Olga pudo recibir la visita de su hija durante diez minutos, y a dos metros de distancia.

Olga vive hace dos años en el Hogar Nueva Esperanza. Ella es una de tantos y tantas personas que integran el grupo etario de la tercera edad, los “viejos”, ese famoso grupo de riesgo a los que tanto debemos cuidar en medio de esta pandemia. 

Ayer, después de 90 días, pudo recibir la visita de una de sus hijas, durante 10 minutos y a dos metros de distancia. Suena poco, pero fue un montón.

Los adultos mayores son sin dudas uno de los grupos que más se vieron afectados por las medidas indispensables para frenar el avance del virus Covid-19. Luego de 90 días de riguroso encierro, los hogares de ancianos o geriátricos permiten visitas bajo un estricto protocolo de seguridad, manteniendo la infranqueable distancia y durante sólo 10 minutos.

Hasta el momento, mientras se transitaron las fases más difíciles y cerradas de la pandemia, el aislamiento social preventivo y obligatorio fue de los más difíciles en el mundo de la geriatría. Bajo los protocolos del PAMI, cada hogar de ancianos debió extremar sus medidas de aislamiento para proteger a las personas que alojan ya que por su edad, sus sistemas inmunitarios se van debilitando. No se permitieron visitas de ningún tipo desde mediados de marzo a esta parte.

Con la nueva etapa de distanciamiento social, de a poco se comienzan a permitir las visitas a familiares, que siguen siendo rigurosas para evitar cualquier posible contagio.

Olga recibió ayer la visita de Maricel, una de sus hijas. Pudo verla y charlar con ella durante 10 minutos, sentada en una silla en una galería, a dos metros de distancia. Las dos debieron usar barbijo y máscara para protegerse.

“Cuando ingresé me tomaron la fiebre, me rociaron alcohol, lleve una bolsita con masitas que también la rociaron”, explicó Maricel el protocolo de la breve pero tan significativa visita. La dueña del hogar le contó después que su mamá estuvo “muy contenta, y le contó a todas sus compañeras de la visita que recibió”. Durante estos meses ella fue la mediadora y responsable de mantener el vínculo cercano con cada uno de las viejitas y sus familias. Mandó videos y fotos a cada una, prestó su teléfono para videollamadas, la idea fue seguir cerca aún sin poder verse.

Cuando comenzó la cuarentena fue la misma dueña y administradora del lugar la que se ocupó de aclararle a las familias que “lo que se venía eran medidas muy rigurosas” y que eran drásticas pero extremadamente necesarias para proteger a los adultos mayores.

“Fue duro, ella nos dice que extraña salir, estaba acostumbrada a pasear, iba al médico, a hacer trámites, todo”, cuenta su hija pero remarca que sabe que está “muy muy bien cuidada, y que es necesario que sea así”.

El mes pasado Olga cumplió 80 años. No pudo festejarlo cerca de su familia, pero en el hogar le hicieron una fiesta que quedó registrada en videos que les mandaron a su familia. Llamados, tortas y sanguchitos que llegaron a través de un delivery. “Ojalá que pronto esto mejore, por ahora al menos nos podemos ver así, fueron solo 10 minutos pero se fueron un montón”.

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