Jueves, 25 de Abril 2024
Sábado, 13 de Marzo del 2021

“En esta vuelta a la escuela, es imperioso seguir cuidando a las infancias”

La Licenciada en Psicopedagogía Trinidad Marrone reflexiona sobre la importancia de acompañar a los niños en la vuelta a clases, luego de las modificaciones de la pandemia y la virtualidad.

por Vanesa Fresno

La cuarentena y el aislamiento vivido durante el 2020, diseñados contra el coronavirus impusieron nuevas realidades para los más chicos y sus familias. La profesional funense, especializada en crianza respetuosa y disciplina positiva Trinidad Marrone reflexiona sobre la vuelta a la presencialidad y el rol de las familias y los educadores.

“La pandemia impuso fuertes modificaciones en los modos de relacionamiento con los otros y las instituciones. Es imperioso, para cuidarnos, mantener distanciamiento entre las personas, asistir a instituciones, como por ejemplo la escuela, con estrictos protocolos que no eran, hasta el momento, habituales para la presencia e interacción allí”, dice la profesional.

Según ella, esto se contrapone totalmente con la dinámica natural que siempre se mantuvo: “En los primeros años de escolaridad el cuerpo de los educadores es quien abraza, acaricia, seca lágrimas, sostiene upa, cura un accidente por jugar en el patio, limpia narices, enseña y… abraza. Es decir, que la cercanía se convierte en una herramienta necesaria para poder ofrecer a las niñas y a los niños, aquello para lo cual existe la escuela, los conocimientos culturales valorados por una comunidad”, enumera Marrone.

Y defiende a la escuela como espacio que no ofrece solamente la posibilidad de construcción de conocimientos académicos, sino también que es en la escuela que aprendemos de vínculos sociales y de afectos. Y en esa línea pone sobre la mesa una incógnita popular: ¿Cómo transitar dichos aprendizajes mediados por protocolos y distancias? 

La respuesta, parece simple: “Se hace imprescindible en este inicio de ciclo lectivo que las familias, las comunidades, las escuelas establezcamos fuertes alianzas de apoyo, comunicación, tolerancia y respeto. Es vital para el desarrollo infantil que los adultos, docentes y familias, podamos ofrecer contextos para aprender y enseñar en los que, a pesar de atravesar una pandemia, brindemos contención y bienestar. Es sintiendo seguridad que las infancias pueden animarse a transitar los desafíos que supone aprender”. 

Las familias pedían el retorno a las aulas, los colegios, escuelas y todos los miembros que la componen, por su parte también lo pedían. Pero luego de todo un año de distanciamiento, supone un verdadero desafío el ansiado reencuentro.

Sobre el rol de los educadores, Marrone reflexiona: “Quienes están en contacto con niñas y niños, saben que muchas veces no decimos con palabras y sin embargo los más pequeños “saben”, nos “leen”, “entienden todo”. Las niñas y los niños, están pendientes no solo de nuestras palabras, especialmente lo están de nuestros gestos, nuestras miradas, nuestro rostro, nuestros movimientos corporales, nuestro tono muscular”. 

“A los adultos, sencillamente por serlo, nos toca la enorme responsabilidad de mostrar el mundo”, sigue. Tenemos la oportunidad en esta vuelta a la presencialidad de la escuela de capitalizar los aprendizajes que, en muchos casos, a la fuerza, hemos tenido que construir en épocas de distanciamientos estrictos. 

¿Y qué aprendimos? “Aprendimos que la escuela es una institución valiosa, que los aprendizajes que allí acontecen son, muchas veces, específicos de dicho contexto, que las y los docentes son figuras primordiales e irremplazables para el bienestar integral de sus estudiantes, pero también lo son para el bienestar de una comunidad”, explica la profesional.

 La psicopedagoga también reflexiona sobre las cosas más sutiles que nos permitió entender la virtualidad: “Aprendimos que la distancia impuesta nos invita a inventar modos para estar cerca y que los tonos de voz y el brillo de las miradas son potentes para comunicar, hemos aprendido que los lazos con los otros nos ofrecen salud y aprendimos que las familias y las escuelas educamos, y nos necesitamos”.

Finalmente, y en relación a las vulnerabilidades que se dan en Argentina, Marrone fue categórica: “Nuestro país tiene una gran deuda con la protección y los derechos de las infancias, en agosto de 2020 eran 7 millones de chicas y chicos que se ubicaban en las cifras de pobreza infantil”.

“Como la educación es un derecho, a quienes tenemos el honor de defenderla, repensarla, construirla, nos tocará honrarla, cuidarla y ofrecerla con amabilidad, dignidad y respeto a las infancias”, cierra la mujer. 

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